DAMOS A CONOCER LA IIDENTIDAD DE LA BUENA MUERTE

Mucho fue el empeño que pusieron nuestros mayores en forjar un estilo propio, en el que los hermanos de la Buena Muerte nos reconociéramos y por el que se nos identificara. La caballerosidad, elegancia, solemnidad y señorío que siempre distinguieron a nuestra Hermandad, conformaron la identidad propia de la Buena Muerte. Es pues, nuestro compromiso de hacerlo realidad y mantenerlo inalterado.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

HISTORIA DE LA COFRADIA

HISTORIA DE LA COFRADIA DEL SANTISIMO CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y MARIA SANTISIMA DE LA AMARGURA


Así se fundó la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte


Corría el mes de marzo de 1.955. Estaba próxima la Semana Santa. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción restauraba el retablo del Altar Mayor, por cuyo motivo todas las imágenes hubo que ubicarlas provisionalmente en un lugar fuera del Altar hasta que terminasen las obras.

El día 11 de marzo fue un día de luto para el pueblo. Falleció don José María Ruiz Moreno, párroco muy querido por todos los ruseños, pues durante el tiempo que estuvo entre nosotros supo respetar las tradicionales costumbres de las fiestas y cofradías, aparte de ser una excelente persona, tremendamente trabajadora al servicio de la parroquia.

Por esas fechas yo trabajaba como empleado de administración del Ayuntamiento, y un buen día nos visitó don Tomás Sola Llavero, como nuevo cura-párroco que había tomado posesión el pasado mes de enero. En ese momento aproveché para comentarle que, estando enfermo don José María, fui a visitarle y le propuse que una vez que habían bajado el Cristo que preside el Altar Mayor y, si le parecía bien, que el Cristo pudiese salir en procesión en Semana Santa acompañando a las demás imágenes. Don Tomás no dudó y dio su consentimiento. Los pasos de Semana Santa de ese año tuvieron una gran brillantez. Ahí nació mi idea de fundar la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

Pasada la Semana Santa, había que animar a los jóvenes a inscribirse como cofrades. Yo, que tenía la gran ventaja de mantener buenas relaciones con todo el pueblo, en poco tiempo llegamos a contar con un buen número de hermanos.
La Junta Directiva quedó así formada: Blas Sánchez Delgado, presidente; Antonio Palomares Ruiz, secretario; Juan Moreno Ortiz, tesorero; y como vocales Miguel Garrido Moreno, Pedro Arcos Barrionuevo, Martín Poyatos Trillo y Antonio Casas Moreno. De esta Junta Directiva, el único superviviente soy yo. Lógicamente siendo el menor, era natural; exceptuando a mi amigo de la infancia, Antonio Casas, que era un año menor que yo, y falleció en julio del año 1.987.

Ya teníamos constituida la Junta Directiva compuesta por extraordinarios colaboradores, al igual que un buen número de jóvenes con mucha ilusión y con ganas de que la Hermandad saliese adelante. Ahora teníamos que ponernos a trabajar todos juntos y para hacer frente a los gastos que se iban a originar, se organizaron rifas, partidos de fútbol, loterías,… Pues aquellos tiempos eran difíciles para la gran mayoría y, desgraciadamente, el dinero no “se movía” como ahora.

Necesitábamos lo más importante: la imagen, y Antonio Palomares me comentó que su hermano Gregorio había hecho la promesa de traer el Santísimo Cristo de la Buena Muerte a Rus. Yo no lo pensé un momento, e inmediatamente le escribí. Y con la misma urgencia que lo hice, él me contestó diciendo que para la Semana Santa del año 1.956, tendríamos la gran alegría de poder sacar en procesión la imagen tan deseada, adjudicada a nuestra Hermandad.

A primeros del año 1.956, en la primera Junta General que celebramos, para preparar los actos de Semana Santa, se aprobó por unanimidad, nombrar a Gregorio Palomares Ruiz, Hermano Mayor Honorario Perpetuo, y agradecerle tan generosa y valiosa donación.

Por aquellas fechas ya tenía buenos amigos. Entre ellos contaba con el jefe de estación del tranvía, al que todos conocíamos por González, una gran persona y buen colaborador de la Hermandad. Pintó los escudos para los hermanos, los gallardetes, el estandarte…Todo ello desinteresadamente. En cierta ocasión me comentó: “Blas, me has hecho estudiar anatomía para pintar el cuerpo de Cristo”.

También quiero recordar y agradecer a Julia Chiclana Garrido, que bordó es estandarte y lo hizo igualmente de forma desinteresada.

Este año conseguimos que la procesión del Santísimo Cristo de la Buena Muerte pudiera estar acompañada en su recorrido por seis cornetas y tres tambores, y cedidos por la Cruz Roja Local –de la que yo era su secretario- otras tres cornetas y tres tambores.

En el año 1.957 en las procesiones de Semana Santa, la mayoría de los Hermanos llevaban túnica y capirote a los que les acompañaba una gran banda de cornetas y tambores, propiedad de la Hermandad. Y si mal no recuerdo podrían ser veintidós cornetas y dieciséis tambores, dirigidos respectivamente por Miguel Ramírez y por Antonio Garrido, ambos procedentes del ejército, donde cumplieron su servicio militar como “corneta” y “tambor”. De todo esto puede dar testimonio Gonzalo Martínez de la Torre, quien ha sido durante veintinueve años Presidente de la Hermandad, y en aquella época, siendo un crío, formaba parte de la banda.

Recuerdo que los ensayos los hacíamos en el antiguo local del Juzgado de Paz. Allí nos reuníamos. Me unía a ellos casi todas las noches para darles mi apoyo. Para no molestar al vecindario, nos marchábamos a la carretera a ensayar, ya que en aquel tiempo apenas circulaban coches y no existís ningún peligro.

En el año 1.958, con la Hermandad totalmente organizada, y gracias a una sana rivalidad que existía entre las Hermandades del Padre Jesús Nazareno y la del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, se formaron dos grandes cofradías, que son las mismas que existen en la actualidad. Sentí una gran satisfacción y alegría a ver que nuestra Semana Santa se celebrara con tanto fervor religioso, y que por fin ese año consiguiésemos que las bandas de las dos Hermandades acompañasen en la procesión a Jesús Resucitado.

Llegó el año 1.959, y el 9 de enero, por motivos de trabajo, y gracias a la intervención de un gran amigo me vine a Madrid. Aquí sigo, sin dejar de acordarme de mi tierra natal a la que tanto quiero. Y lo mismo digo de mi Santísimo Cristo de la Buena Muerte al que todos los días rezo y doy las gracias por haberme ayudado a lo largo de mi vida.

Firmado: Blas Sánchez Delgado.

Después de casi dos décadas sin poder procesionar por su desaparición por causa de la guerra civil, nuestra Cofradía irrumpe en la Semana Santa de nuestro pueblo con gran fuerza y desde el primer momento, un gran número de Hermanos acompañan al Santísimo Cristo de la Buena Muerte en su Estación de Penitencia. La gran belleza en la expresión de su rostro de la nueva imagen de Cristo, donada por Gregorio Palomares, influyó de sobre manera para que el trabajo de Blas Sánchez Delgado y su Junta Directiva tuviera gran recompensa y desde el primer momento un importante número de Hermanos, vestidos con sus túnicas, acompañan el desfile procesional. Basta con ver algunas fotos de esos primeros años en las que se puede apreciar el multitudinario gentío que acompaña a nuestro querido Cristo de la Buena Muerte. Esta bella imagen fue hecha en uno de los talleres de imaginería religiosa que hay en Olot, pueblo gerundense famoso por ese menester.

Es pues el 30 de Marzo de 1956, Viernes Santo, uno de los días más importantes de nuestra Cofradía, cuando “el Cristo”, como cariñosamente lo conocemos, sale a hombros de doce costaleros y acompañado por su banda de cornetas y tambores.

Desde ese ya lejano Marzo de 1956 hasta este 2013 han pasado 57 años, en los cuales, han habido épocas muy felices y de gran esplendor y otras, lógicamente algo menos, pero lo que sí es cierto, es que todas las personas que han pasado por nuestra Cofradía han trabajado de una manera desinteresada y mucho, cada uno dentro de sus posibilidades.

Hemos conseguido grandes objetivos. Hace casi cuatro décadas que se incorpora la mujer a nuestra Cofradía, pero no solamente de número, sino trabajando en todos los aspectos y codo a codo con los hombres, como en la banda de cornetas y tambores, en la agrupación musical, en los tronos, en la Junta Directiva…

Se formaliza la compra de una nueva imagen tallada en madera de cedro del Cristo de la Buena Muerte, que tras ser examinada por Don José Melgares, como miembro de la Comisión Diocesana del Patrimonio Artístico de Jaén, dando el visto bueno, unos meses después, la Delegación Episcopal de Cofradías y Hermandades de Jaén, autorizando dicha imagen como Titular de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Esa imagen de Cristo, vino acompañada de la de su Santa Madre María Santísima de la Amargura, que unos años después, igualmente sería Titular de nuestra Cofradía.

Fue solicitada a la Delegación Episcopal de Cofradías y Hermandades deJaén, la Erección Canónica de nuestra Cofradía (ERECCION. Acto de la autoridad eclesiástica competente, por el que se  crea conforme a las reglas del derecho una institución, que así recibe existencia jurídica, es decir, la cualidad de persona jurídica eclesiástica.), teniendo a bien concederla, unos meses después, Su Excelencia Reverendísima Monseñor Don Santiago García Aracil, entonces Obispo de la Diócesis de Jaén.

Adquirimos un nuevo trono tallado en madera de cedro con cuatro varales longitudinales donde nuestro Cristo de la Buena Muerte pasea majestuoso la tarde del Viernes Santo. Posteriormente otro de material repujado bañado en plata para que nuestra Madre de la Amargura acompañara a su Hijo en la Estación de Penitencia.

Y numerosas cosas más que nos llevaría mucho tiempo relatarlas, pero que, de una manera u otra, seguro que iréis conociendo.



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