DAMOS A CONOCER LA IIDENTIDAD DE LA BUENA MUERTE

Mucho fue el empeño que pusieron nuestros mayores en forjar un estilo propio, en el que los hermanos de la Buena Muerte nos reconociéramos y por el que se nos identificara. La caballerosidad, elegancia, solemnidad y señorío que siempre distinguieron a nuestra Hermandad, conformaron la identidad propia de la Buena Muerte. Es pues, nuestro compromiso de hacerlo realidad y mantenerlo inalterado.

lunes, 14 de diciembre de 2020

FELICITACIÓN NAVIDEÑA DE NUESTRO PRESIDENTE 2020

“Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones, me volverás a dar vida, y me levantarás de nuevo de las profundidades de la tierra.”

Salmos 71:20

    En estos momentos tan difíciles que estamos viviendo, es necesario no perder la fe y mantener la esperanza en que pronto todo volverá a ser como antes de que nos azotara esta pandemia que ha puesto patas arriba nuestras vidas. Que volveremos a reunirnos con nuestros seres queridos sin ningún tipo de restricción. Hasta entonces, oremos al Dios que está a punto de nacer para que cuide de nosotros y de los que amamos.

   En nombre de la Junta de Gobierno de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, os deseamos que con esperanza paséis una buena Navidad y que el año venidero os colme de felicidad.

Recibid un fraternal abrazo.

Ildefonso Pulpillo Delgado.

lunes, 31 de agosto de 2020

LOTERÍA DE NAVIDAD 2020

Nuestra Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y María Stma. de la Amargura de Rus (Jaén), tiene a disposición, para todo aquel que lo desee, los Décimos del Sorteo de Lotería de Navidad 2020.


Si estás interesado en adquirir algún Décimo de nuestra Cofradía, puedes ponerte en contacto con cualquier Miembro de la Junta Directiva o Comercial Pepe.

¿¿¿Y si la suerte está aquí...???

No te quedes sin tu Décimo...

Como se suele decir...
¡¡¡...que la suerte nos acompañe...!!!

La Junta Directiva.

sábado, 11 de abril de 2020

FLORES AL CAMPO SANTO 2020


Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras.
Corintios 15:3-4

Como es de costumbre, nuestra Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y María Stma. de la Amargura, cada Sábado de Gloria a las 12:30h de la mañana, subimos al Campo Santo las flores de nuestros Tronos para ofrecerlas a cada una de las sepulturas. Cada año son más los fieles que nos acompañan pues es una buena oportunidad de visitar el Campo Santo para orar por nuestros difuntos y afirmar nuestra fe en la resurrección.

Todos tenemos familiares y amigos que han muerto. Hoy los recordamos a ellos y a todos los que han fallecido y los encomendamos a la misericordia de Dios. En este Campo Santo nos unimos para afirmar nuestra fe en Cristo que ha vencido la muerte y nuestra esperanza de que Él vencerá también nuestra muerte, y nos reunirá con nuestros seres queridos en su Reino de Gloria. Que esta celebración nos anime a ser fieles al Señor y a seguir los buenos ejemplos que nuestros familiares nos dejaron en su vida. Comencemos reconociendo nuestros pecados ante el Señor.

Llevar flores al Campo Santo es una forma de mostrar respeto, para honrar la memoria del que allí descansa. Esa era nuestra misión del Sábado Santo. Orar y honrar la memoria de nuestros familiares con las flores de nuestros Tronos. Sin embargo, este año no será posible... como tantas otras cosas no lo han sido. Lo que si ha habido, y mucho, ha sido ORACIÓN. Oraciones que nos han reconfortado y han llenado nuestra alma de esperanza. Por ello, hoy no habrá flores en el Campo Santo, pero desde nuestras casas rezaremos por ellos, por todos los que allí descansan. Por la vida eterna y la Resurrección de nuestros seres queridos. La vida no termina aquí gracias a la misericordia de Dios. Esperamos la Resurrección de Cristo y con ella nuestra salvación.
(Las fotografías son de archivo)
VOCALÍA DE CULTO Y ESPIRITUALIDAD.

viernes, 10 de abril de 2020

VIERNES SANTO, NUESTRA HORA NONA 2020


Viernes Santo de Pasión y Muerte de Jesucristo…

Hay quien dice, “y no es verdad”… que este Viernes Santo el penitente no saldrá para procesionar a sus Titulares en estos momentos de enfermedad, que no habrá olivos donde rezar, su Madre con tanta pena no irá llorando detrás, que no habrá mantilleras acompañándolo orando a la par, ni costaleros ni hombros en el varal.

Vencer la enfermedad será nuestra mejor levantá, no habrá música celestial, pero nuestros corazones se convertirán en oraciones por nuestras calles desiertas, “y sí será verdad” que así saldremos y así vamos a procesionar... Los balcones engalanados más se abrirán, para que nuestro Cristo este día con todos nosotros pueda estar, con los enfermos de todo hospital, para otro año volvernos todos a abrazar, a volver a oler a incienso por las calles al pasar, a volver junto a tu Madre a poderte procesionar…

No habrá mejor Cofradía que aquella que hace Hermandad.

Un Hermano Cofrade.


Y llegó nuestro tan esperado Viernes Santo, y , a las Tres de la Tarde habrá Hora Nona… Pero hoy, nuestra Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, no estaremos esperando todos ese momento con la Oración antes de que se abran las puertas del Templo, los nervios y abrazos de Hermanos y Hermanas dando ánimos por llevaros sobre sus hombros, no se escucharán los Sones de nuestras Bandas, ni las calles olerán a incienso…
Este año la Cruz de Guía pasará de largo, las largas colas de penitentes con sus velas, los faroles, los más pequeños con sus ramillos de flores acompañando la procesión, los Hermanos Mayores portando sus estandartes… La plaza abarrotada esperando ver salir nuestros Titulares, esos doce valientes sacando al Cristo a ras del suelo, “vamos mis valientes que ya estamos fuera”, la gente aplaudiendo emocionada. La Virgen preparada para su salida con sus catorce costaleros y costaleras, el llamador que golpea el trono por Sandalio, nuestro Capataz, que nos dedica una levantá, “Vámonos al cielo con Ella...a eeste es”… Y la subida de la cuesta de la Calle Tartesos, donde cada vez más gente se aglomera para vernos subir al redoble de "la ligera". La levantá a los ancianos que cada año nos esperan para ofrecer a nuestros Titulares un ramo de flores entregado con el máximo cariño... No habrá procesión recorriendo las calles. Hoy solo podremos hacer nuestra Estación de Penitencia desde nuestro recuerdo, y para ello os dejamos esta ventana abierta, para que nuestros Titulares recorran nuestras Calles a través de los vídeos que os dejamos. Hoy, desde lo más profundo de nuestro corazón, lo haremos a través del Sentimiento, de la Fe y Devoción por nuestros Titulares… 

Este Viernes Santo de Pasión y Muerte de Jesucristo, nuestra Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, a las Tres de la Tarde en nuestra Hora Nona, como Hermanos Cofrades que somos, nuestras Oraciones serán para nuestros Hermanos difuntos y para todos los fallecidos por esta pandemia. Que nuestros Titulares nos protejan, nos guarden de todo mal y salgamos reforzados de esta situación que estamos atravesando. Para que el año que viene, volvamos a estar todos para realizar nuestra Estación de Penitencia.
Deseamos que disfrutéis de estos vídeos de nuestro Viernes Santo





¡¡¡Viva el Stmo. Cristo de la Buena Muerte y María Stma. de la Amargura!!!

#YoMeQuedoEnCasaEnSemanaSanta


Vocalía de Manifestaciones Públicas

jueves, 9 de abril de 2020

ARREGLO DE TRONOS Y TRASLADO 2020

Hoy, Jueves Santo de 2020, será un día extraño para todos nosotros, pues si fuera normal, nos juntaríamos para engalanar el trono del Cristo con sus flores, con el aroma a incienso entrando por todos los rincones, mientras escuchamos los sones de nuestra Agrupación Musical, del ir y venir de Hermanos y Hermanas a recoger los faroles, las velas, los ramilletes de flores para los niños… Todo quedaría dispuesto para ese día tan especial que esperamos cada año, Viernes Santo.

Así sería el comienzo de un Viernes Santo normal en Nuestra Cofradía, donde el levantar de este Viernes Santo sería esperar con ganas que llegaran las 11 de la mañana. Me imagino bajando la calle con todos los portadores en fila, el aliento contenido, se ve que pesa menos. Ya estamos en la plaza, paramos a descansar, ya se notan los nervios, nuestro Capataz nos da ánimo, nos mima… Que poco queda. El momento esperado llega, nuestra Virgen de la Amargura ya lo espera en su Trono engalanada, radiante… Vamos entrando el Trono al Templo, se me pone el vello de punta… Ya lo dejan caer en su Trono, nuestra cara lo dice todo, todo está ya preparado. Nos miramos el reloj, vamos que es tarde…

Pero no, hoy no es un Jueves Santo más, hoy no pondremos las flores a nuestros Titulares, ni las velas… Quedan en el recuerdo el olor a incienso en la cochera, la palabra Hermandad que recorre cada esquina, el abrazo del cofrade que solo se ve de año en año. Nadie esperará recoger el farol o la vela o el ramillete de flores para un niño. Nadie recibirá el mensaje “venga que te estamos esperando”, ni nadie cogerá ese hombro del portador que le precede. Porque este año esta maldita pandemia nos ha privado de ella. No, este año no saldremos y me viene a la memoria la Semana Santa de hace dos primaveras. Ese día nos mojamos todos, y al llegar al Templo todos lloramos de rabia, de impotencia, pero lloramos juntos, escuchando las marchas de nuestra Agrupación Musical y nuestra Banda de Cabecera, disfrutando de una manera u otra de nuestros Titulares, portándolos con las túnicas caladas de agua, las esparteñas empapadas… Este año lloraremos solos, no tendremos esos abrazos de desconsuelo, pero sí que os llevaremos en lo más profundo de nuestros corazones…

Solo le pido a Nuestros Titulares que nos de la suficiente fuerza y salud para poder seguir trabajando por nuestra Cofradía y empezar la cuenta atrás para que todo esto pase y volvamos todos juntos hacer nuestra Estación de Penitencia. No saldremos pero ya contamos los días…



¡¡¡ Viva el Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura!!!


José Casas López
Vocal de Trono

miércoles, 8 de abril de 2020

MIÉRCOLES SANTO LAS SIETE PALABRAS 2020


Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte
y María Santísima de la Amargura.

Hoy, Miércoles Santo de 2020, nuestra Antigua Imagen del Cristo de la Buena Muerte no saldrá en la Procesión de "Las Siete Palabras". Este año no iluminaremos tu camino acompañándote con los faroles, no escucharás los Sones de tu Banda de Cabecera, ni habrán estaciones donde escuchar tu Palabra por las calles de nuestro pueblo. Pero sí lo haremos desde nuestros corazones, en nuestras casas, oraremos con tu Palabra para que Tú ilumines nuestras vidas y nos guíes por tu camino. Oremos pues con tu Palabra, "Las Siete Palabras". Por todos los que sufren y luchan por que esta pandemia acabe, por los que han perdido a sus seres queridos, para que nos bendigas y nos protejas de todo mal. Señor... Ten piedad y misericordia de todos nosotros.


PRIMERA PALABRA
"Padre, Perdónalos porque no saben lo que hacen".
Acababan de levantar en alto a Jesucristo clavado en la cruz. Y precisamente entonces: cuando se levantó aquel clamoreo de blasfemias y de insultos; cuando los silbidos del pueblo se mezclaron con las risotadas de los escribas y fariseos; cuando saboreando su triunfo lanzaron sus enemigos su reto definitivo: «¿Pues no eres tú el Hijo de Dios? Ahora tienes la ocasión de demostrárnoslo. ¡Baja de la cruz y entonces creeremos en ti y caeremos de rodillas a tus pies!» Y dirigiéndose a esa multitud añadirían sin duda: «¿Veis cómo teníamos razón? ¡Veis cómo no era más que un hechicero y embaucador?»» Y precisamente entonces: cuando Jesucristo hubiera podido ordenar a la tierra que se abriera y hundir para siempre en el infierno a aquellos energúmenos, precisamente entonces, «Jesús decía: Padre, perdónalos que no saben lo que hacen».
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO


SEGUNDA PALABRA
"Yo te aseguro: Hoy estarás Conmigo en el paraíso".
“Mientras que el Señor parece pasar desapercibido entre dos malhechores, uno de ellos, consciente de sus pecados, se abre a la verdad, alcanza la fe e implora al rey de los judíos: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino” (…) El llamado “buen ladrón” recibe inmediatamente el perdón y la alegría de entrar en el Reino de los Cielos. “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. Con estas palabras, Jesús, desde el trono de la Cruz, da la bienvenida a todos con la misericordia infinita (…) Muy pronto al ladrón se le concede el perdón, y la gracia es más abundante que la petición”.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO


TERCERA PALABRA
“Mujer, ahí tienes a tu Hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre”
“Cuando María estaba de pie ante la cruz, debió haber sido difícil mantener viva la esperanza. Las fuerzas de la oscuridad parecían haber ganado ventaja. Sin embargo, en lo profundo, debió haber recordado las palabras del ángel. Incluso en medio de la desolación (…), la certeza de la esperanza la llevó hacia la alegría de la mañana de Pascua. Nosotros, sus hijos, vivimos en la misma confiada esperanza de que el Verbo hecho carne en el vientre de María nunca nos abandonará. Él, el Hijo de Dios e Hijo de María, fortalece la comunión que nos une, para que seamos testigos de Él y de su amor que sana y reconcilia”.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO


CUARTA PALABRA
“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
“Cuando nosotros, como Jesús, gritamos interiormente: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (...) sólo en la cruz de Cristo encontramos una respuesta (…) Lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento y huir ante el dolor, sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que sufrió con amor infinito”. “Para nosotros, en Cristo es donde se encuentra la respuesta al enigma del dolor y de la muerte (…) Al morir en la cruz Él quiso compartir el dolor de toda la Humanidad”.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO


QUINTA PALABRA

“Tengo sed”
“La sed de Cristo es una puerta de entrada al misterio de Dios, que se hizo sediento para saciarnos, como se hizo pobre para enriquecernos. Sí, Dios tiene sed de nuestra fe y de nuestro amor. Como un padre bueno y misericordioso desea para nosotros todo el bien posible, y este bien es Él mismo”. “La oración es el encuentro de la sed de Dios con nuestra sed (…) En la oración, tenemos que dirigir nuestro corazón a Dios para entregarnos a Él como ofrenda (...) En la oración, vemos todo a la luz de Cristo, dejamos caer nuestras máscaras y nos sumergimos en la verdad y en la escucha de Dios, alimentando el fuego del amor”.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO


SEXTA PALABRA

“Todo está cumplido”
“Jesús pronunció estas palabras poco antes de expirar. Manifiestan su conciencia de haber cumplido hasta el final la obra para la que fue enviado al mundo (…) Los hombres, hasta el momento de la muerte, están llamados a cumplir la voluntad del Padre, y la muerte es el último acto, el definitivo y decisivo, del cumplimiento de esta voluntad. Jesús nos lo enseña desde la cruz”.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO


SÉPTIMA PALABRA
“Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”
“Desde el día en que Cristo fue alzado en ella, la cruz, que parece ser el signo del abandono, de la soledad, del fracaso, se ha convertido en un nuevo inicio. De la profundidad de la muerte se alza la promesa de la vida eterna, sobre la cruz brilla ya el esplendor victorioso del alba del día de la Pascua. Nuestros fracasos, nuestras desilusiones, nuestras amarguras que parecen marcar el derrumbe de todo, quedan iluminados por la esperanza. El acto de amor de la cruz (…) lo envuelve y lo transforma todo”.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO

Os dejamos un resumen del vídeo de la procesión de
"Las Siete Palabras" del año 2019

Vocalía de Culto y Espiritualidad.

sábado, 21 de marzo de 2020

FIESTA PRINCIPAL 2020

Hoy, la Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y María Stma. de la Amargura, no celebrará nuestra Fiesta Principal. Hoy no sonarán nuestras Bandas por las calles para ir a vuestro encuentro. Pero a pesar de todo, os llevaremos en nuestro corazón. Hoy, desde nuestros hogares rezaremos con más fuerza y más ganas que nunca para vencer a esta pandemia. En este momento, miremos al cielo y supliquemos por nuestra salvación. Oremos pues, para todo aquel que esté sufriendo y te necesite, no nos dejes solos. Señor, protege a todos los Hermanos de esta Cofradía y a todo el pueblo de Rus. Escucha a tu pueblo Señor...

Señor, sé que en ocasiones me angustio porque en el mundo a diario hay, inseguridad, y otras duras situaciones que me hacen temer, que me llenan de desesperanza, tristeza y angustia, pero hoy sé que cuando estás a mi lado, la vida cambia, pues contigo puedo tener tranquilidad, sensatez, paciencia y caridad, frente a las cosas que no puedo cambiar.

Ayúdame a perdonar y a olvidar las ofensas que me hace alcanzar la armonía, la fe y la paz que sobrepasa todo entendimiento.

De igual manera, te ruego para que llenes de amor el corazón de mis hermanos y me puedan perdonar por mis ofensas, las que hago consciente o inconscientemente, pero que en alguna medida lastiman su ser.

Perdóname tú también por mis pecados y permíteme escuchar tu voz, para hacer lo correcto, para salir de mi egoísmo y donarme a los demás constantemente y sin reproches, porque sé que eso me llenará de verdadera felicidad.
Padre eterno, guía mis acciones y mis palabras, para que mi vida sea de tu agrado y sea para ti, un sembrador de esperanza, sinceridad y alegría.

Os dejamos un pequeño recuerdo en vídeo de nuestra Fiesta Principal.


viernes, 20 de marzo de 2020

III DÍA DE TRIDUO Y VÍA CRUCIS AL STMO. CRISTO DE LA BUENA MUERTE Y MARÍA STMA. DE LA AMARGURA



Por tercer día consecutivo, vamos a rezar juntos para pedir al Cristo de la Buena Muerte y a la Virgen de la Amargura por todos aquellos que trabajan incansablemente por nuestra Cofradía.
Recibe, Señor, la oración que te dirijo por todos los trabajadores que necesitan de tu continua protección. Llévalos a cumplir bien sus tareas y se vean defendidos en sus legítimos anhelos. Dales coraje y energía siempre renovados al amanecer de cada día.

Hoy, además del Triduo, te ofrecemos también este Vía Crucis, el mismo que haríamos por las calles de nuestro pueblo si las circunstancias no fueran tan adversas en estos momentos. Protégenos, acompáñanos y ayúdanos.





PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Pilato les dijo: «Pues ¿qué mal ha hecho?». Ellos gritaron más fuerte: «Crucifícalo». Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Jesús está solo ante el poder de este mundo y se somete hasta el final a la justicia de los hombres. Pilato se encuentra ante un misterio que no llega a comprender, se interroga y pide explicaciones. Busca una solución y llega, posiblemente, hasta el umbral de la verdad, pero decide no cruzarlo. Entre la vida y la verdad escoge la propia vida. Entre el hoy y la eternidad elige el hoy.
La muchedumbre elige a Barrabás y abandona a Jesús. La gente quiere la justicia de la tierra y opta por el justiciero: aquel que podría liberarles de la opresión y del yugo de la esclavitud. Pero la justicia de Jesús no se cumple con una revolución: pasa a través del escándalo de la cruz. Jesús desbarata cualquier plan de liberación porque toma sobre sí el mal del mundo y no responde al mal con el mal. Y esto los hombres no lo entienden. No entienden que la justicia de Dios pueda derivarse de una derrota del hombre.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí
PADRE NUESTRO



SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacan para crucificarlo.
El miedo ha emitido la sentencia, pero no puede desvelarse y se esconde detrás de las actitudes del mundo: escarnio, humillación, violencia y burla. Ahora Jesús está revestido con sus ropas, con su sola humanidad, dolorosa y sangrante, sin púrpura, ni ningún signo de su divinidad. Y así lo presenta Pilato.
Esta es la condición de todo el que se pone a seguir a Cristo. El cristiano no busca el aplauso del mundo o la aprobación de la calle. El cristiano no adula y no dice mentiras para conquistar el poder. El cristiano acepta el escarnio y la humillación a causa del amor y de la verdad.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO



TERCERA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca.
Jesús es el Cordero, predicho por el profeta, que ha cargado sobre sus hombros el pecado de toda la humanidad. Se ha hecho cargo de la debilidad del amado, de sus dolores y delitos, de sus iniquidades y maldiciones. Hemos llegado al punto extremo de la encarnación del Verbo. Pero hay un punto aún más bajo: Jesús cae bajo el peso de esta cruz. ¡Un Dios que cae¡
 Jesús cae bajo el peso de la cruz, pero no queda aplastado. Cristo está allí, descartado entre los descartados, último entre los últimos. Náufrago entre los náufragos.
Dios se hace cargo de todo eso. Un Dios que por amor renuncia a mostrar su omnipotencia. Pero que así, precisamente así, caído en tierra como grano de trigo, Dios es fiel a sí mismo: fiel en el amor.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO




CUARTA ESTACIÓN

JESÚS SE ENCUENTRA CON SU MADRE

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Simeón los bendijo diciendo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Dios ha querido que la vida venga al mundo a través del dolor del parto: a través del sufrimiento de una madre que da la vida al mundo. Todos necesitan una Madre, también Dios en el seno de una Virgen.
Ahora, a los pies del Calvario, se cumple la profecía de Simeón: una espada le atraviesa el corazón. María ve al Hijo, desfigurado y exánime bajo el peso de la cruz.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO



QUINTA ESTACIÓN

JESÚS ES AYUDADO POR EL CIRENEO

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Y a uno que pasaba, de vuelta del campo, a Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo, lo forzaron a llevar la cruz. Y llevaron a Jesús al Gólgota, que quiere decir lugar de «La Calavera».
En la historia de la salvación aparece un hombre desconocido. A Simón de Cirene, un trabajador que volvía del campo, lo obligan a llevar la cruz. Y la gracia del amor de Cristo, que pasa a través de aquella cruz, actúa en primer lugar en él. Y Simón, forzado a llevar un peso a regañadientes, llegará a ser discípulo del Señor.
Cuando el sufrimiento toca a la puerta nunca es bien recibido. Se presenta siempre como una imposición, a veces incluso como una injusticia. Y nos puede encontrar dramáticamente desprevenidos.
El Cireneo nos ayuda a entrar en la fragilidad del alma humana y nos descubre otro aspecto de la humanidad de Jesús. Hasta el Hijo de Dios tuvo necesidad de alguien que lo ayudara a llevar la cruz.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO



SEXTA ESTACIÓN

LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Entre la agitada multitud que contempla la subida de Jesús al Calvario, aparece Verónica, una mujer sin rostro, sin historia. Y, sin embargo, una mujer valiente, dispuesta a escuchar al Espíritu y seguir sus inspiraciones, capaz de reconocer la gloria del Hijo de Dios en el rostro desfigurado de Jesús, y percibir su invitación: «Vosotros, los que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor como el dolor que me atormenta»
El amor que encarna esta mujer nos deja sin palabras. El amor le da fuerzas para desafiar a los guardias, para atravesar la multitud, para acercarse al Señor y realizar un gesto de compasión y de fe: detener el flujo de sangre de las heridas, enjugar las lágrimas del dolor, contemplar aquel rostro desfigurado, detrás del cual se esconde el rostro de Dios.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO
  


SÉPTIMA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Jesús cae de nuevo. Aplastado pero no aniquilado por el peso de la cruz. Una vez más, descubre su humanidad. Es una experiencia al límite de la impotencia, de vergüenza ante quienes lo afrentan, de humillación ante quienes habían esperado en él. Nadie quisiera nunca caer por tierra y experimentar el fracaso. Especialmente delante de otras personas.
Con frecuencia los hombres se rebelan contra la idea de no tener poder, de no ser capaces de llevar adelante la propia vida. Jesús, en cambio, encarna el «poder de los sin poder». Experimenta el tormento de la cruz y la fuerza salvadora de la fe. Sólo Dios puede salvarnos. Sólo él puede transformar un signo de muerte en una cruz gloriosa.
Si Jesús ha caído en tierra por segunda vez por el peso de nuestros pecados, aceptemos entonces que también nosotros caemos, que hemos caído, que aún podemos caer por nuestros pecados. Reconozcamos que no podemos salvarnos por nosotros mismos, con nuestras propias fuerzas.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO



OCTAVA ESTACIÓN

JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Jesús, aunque está desgarrado por el dolor y busca refugio en el Padre, siente compasión del pueblo que lo seguía y se dirige directamente a las mujeres que lo están acompañando en el camino del Calvario. Y hace un enérgico llamamiento a la conversión.
«No lloréis por mí», dice el Nazareno, porque yo estoy haciendo la voluntad del Padre, sino llorad por vosotras por todas las veces que no hacéis la voluntad de Dios.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO



NOVENA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Jesús cae por tercera vez. El Hijo de Dios experimenta hasta las últimas consecuencias la condición humana. Con esta caída entra aún más plenamente en la historia de la humanidad. Y acompaña en todo momento a la humanidad que sufre. «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos»
El hombre que cae, y que contempla al Dios que cae, es el hombre que puede finalmente admitir su debilidad e impotencia ya sin temor y desesperación, precisamente porque también Dios lo ha experimentado en su Hijo. Es gracias a la misericordia que Dios se ha abajado hasta este punto, hasta estar tendido en el polvo del camino.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO




DÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.
Después lo crucificaron. Los soldados se repartieron sus vestiduras, sorteándolas para ver qué le tocaba a cada uno.
A los pies de la cruz, bajo el crucificado y los ladrones que sufren, están los soldados que se disputan las vestiduras de Jesús. Es la banalidad del mal.
La mirada de los soldados es ajena a este sufrimiento y distante de la historia que los rodea. Parece que lo que está sucediendo no les afecta. Mientras el Hijo de Dios padece los suplicios de la cruz, ellos, sin inmutarse, siguen llevando una vida dominada por las pasiones. Esta es la gran paradoja de la libertad que Dios ha concedido a sus hijos. Ante la muerte de Jesús, cada hombre puede elegir: o contemplar a Cristo o «echar a suertes».
Es enorme la distancia que separa al Crucificado de sus verdugos. El interés mezquino por las vestiduras no les permite percibir el sentido de aquel cuerpo inerme y despreciado, escarnecido y maltratado, en el que se cumple la divina voluntad de salvación de la humanidad entera.
Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO




UNDÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso».
Jesús está en la cruz, perdona a quienes lo crucifican porque no saben lo que hacen. A la derecha y a la izquierda de Jesús están los dos malhechores, probablemente dos asesinos. Estos dos malhechores interpelan al corazón de todo hombre porque muestran dos modos diferentes de estar en la cruz: el primero maldice a Dios, el segundo reconoce a Dios en esa cruz. El primer malhechor propone una salvación humana que para él significa escapar de la cruz y acabar con el sufrimiento.
El segundo malhechor propone una salvación divina que para él significa aceptar la voluntad de Dios incluso en las peores condiciones. Es el triunfo de la cultura del amor y del perdón.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO




DUODÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Al mediodía, se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde; y a esa hora, Jesús exclamó en alta voz: «Eloi, Eloi, lamá sabactani», que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Algunos de los que se encontraban allí, al oírlo, dijeron: «Está llamando a Elías». Uno corrió a mojar una esponja en vinagre y, poniéndola en la punta de una caña le dio de beber, diciendo: «Vamos a ver si Elías viene a bajarlo». Entonces Jesús, dando un grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: «¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!».
El grito de Jesús es el grito de todo crucificado en la historia, del abandonado y del humillado, del mártir y del profeta, del calumniado y del condenado injustamente, de quien sufre el exilio o la cárcel. Es el grito de la desesperación humana que desemboca, sin embargo, en la victoria de la fe que transforma la muerte en vida eterna.).
Jesús muere en la cruz. ¿Es la muerte de Dios? No, es la celebración más sublime del testimonio de la fe.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO




DECIMOTERCERA ESTACIÓN

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ
Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

Al anochecer, como era el día de la Preparación, víspera del sábado, vino José de Arimatea, miembro noble del Sanedrín, que también aguardaba el reino de Dios; se presentó decidido ante Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Este compró una sábana y, bajando a Jesús, lo envolvió en la sábana.
José de Arimatea recibe a Jesús antes de haber visto su gloria. Lo recibe como un derrotado. Como un malhechor. Como un excluido. Pide el cuerpo a Pilato para impedir que sea arrojado en una fosa común. José arriesga su reputación y, tal vez también, su propia vida. La valentía de José, sin embargo, no es la audacia de los héroes en la batalla. La valentía de José es la fuerza de la fe. Una fe que se hace acogida, gratuidad y amor. En una palabra: caridad.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO




DECIMOCUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES SEPULTADO

Te adoramos, Cristo y te bendecimos. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo y a mí, pecador.

José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en su sepulcro nuevo que se había excavado en la roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.
Mientras José sella la tumba de Jesús, él desciende a los infiernos y abre sus puertas de par en par.

Pequé, Señor, pequé. Ten piedad y misericordia de mí.
PADRE NUESTRO