Comenzando el Viernes Santo, sobre las 11:00 de la mañana, los portadores del trono del Cristo se reunían para el traslado del trono al Templo. Una mañana lluviosa en las que las condiciones meteorológicas no daban tregua y daba una gran incertidumbre de que despejara el día para disfrutar de nuestra Estación de Penitencia. Un traslado pasado por agua, pero no por ello menos acompañados. Como cada año, muchos fueron los Hermanos y devotos que aguardaban en el Templo para ver al Cristo colocado en su trono.
A las 16:15h, aproximadamente, se abrían por fin las puertas del Templo comenzando así nuestra Estación de Penitencia. Poco a poco se iban formando las filas de penitentes, con sus velas, faroles…etc. Una lonja repleta de gente que aguardaba la salida de nuestros Pasos pese al tiempo. El sonido de la campana del trono del Cristo anunciaba su salida con 12 portadores que, valientemente, lo sacaban a gatas hasta la calle al son de su Himno, a la vez que los rayos del sol se abrían paso entre las nubes para tocar su rostro. Sin tiempo que perder, la Virgen de la Amargura salía con mucha sutileza en su trono con 14 portadores y portadoras al son del Himno Nacional, donde se situaría bajo su palio que aguardaba en la calle para su colocación por otros 12 portadores y portadoras.
Encabezando la Procesión con la Cruz de
Guía, seguida de nuestra Banda de Cabecera, un buen número de penitentes iba
llenando el recorrido procesional por las calles de nuestro pueblo, además de
fieles y devotos que, pese al frio y las ráfagas de viento, nos acompañaron
durante toda la procesión, la cual sería mucho más corta ya que, la salida
procesional, comenzaba una hora y cuarto más tarde de su hora prevista a
consecuencia de la lluvia, cambiando el itinerario por la calle Fuentezuela, bajando por la Av. Libertad y siguiendo
por la calle Mesones hasta llegar a la Plaza de la Constitución y Calle
Iglesia, donde se realizaría la segunda gran petalada y encuentro de nuestros
Titulares, con una calle y Lonja de la Iglesia abarrotada de gente con un absoluto
silencio, emoción, respeto y recogimiento, roto solo por los sones de nuestra Banda
de Cabecera y Agrupación Musical Buena Muerte y
Amargura quienes nos deleitaron con sus sones y lo dieron todo durante
todo el recorrido.
Un Viernes Santo pasado por agua, pero no por ello
menos emotivo que no nos impidió salir, aunque sí nos impidió que este año
subiésemos la “ya tradicional” cuesta de la Calle Tartesos, donde
todos los años se agolpa una multitud de gente y nos esperan en la subida los mayores
de la Residencia Ancianos quienes, siempre emocionados, nos ofrecen
unos ramos de flores para nuestros Titulares, Stmo. Cristo de la Buena
Muerte y María Stma. de la Amargura, a quienes siempre les dedicamos
una levantá, a quienes este año hemos echado mucho de menos.
Y ya llegada la hora, tocaba despedirnos de
nuestros Titulares. Arropados por una multitud de Hermanos y devotos, la Virgen
de la Amargura realizaba su entrada majestuosa a la vez que el Cristo entraba acompañando
por los miembros del cuerpo de la Guardia Civil, quienes se cuadraron
firmemente ante el Himno Nacional en la entrada de nuestro Cristo al interior
del Templo y quienes nos escoltaron durante todo el recorrido.
Queremos agradecer una vez más a todos y cada uno la
grata presencia, de todos los que nos habéis acompañado en nuestra Estación de
Penitencia, Párroco D. Sebastián, Cofradías, Hermandades, representación del
Equipo de Gobierno Municipal, Cuerpo de la Guardia Civil, etc…
Así vivimos nuestro Viernes Santo en…
La Pasión y Muerte de Jesús
Vocalía de Manifestaciones Públicas
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