Cofradía del Santísimo Cristo de la
Buena Muerte
y María Santísima de la Amargura
II DÍA DE TRIDUO:
En aquel tiempo presentaron a Jesús unos niños para que los tocara; pero
los discípulos les reñían. Pero Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo:
"Cejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis, porque de los
que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el
Reino de Dios como un niño, no entrará en él" Y abrazaba a los niños, y
los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
Sigamos rezando todos
juntos, desde nuestros hogares, para pedir al Cristo de la Buena Muerte y a la
Virgen de la Amargura por los niños y especialmente por los mayores.
Amado Señor Nuestro,
que por tu gran amor otorgaste a San Joaquín y Santa Ana la gracia de engendrar
a la Santísima Virgen. Te pedimos por su intercesión que bendigas a todos los
abuelos, especialmente a los que están pasando por grandes necesidades. Te
pedimos que sean comprendidos en sus debilidades, asistidos en sus necesidades
y ayudados a superar cualquier situación adversa. Te pedimos Jesús, nieto
divino de Ana y Joaquín tu compasión y protección.
Señor, acrecienta mi fe, mi esperanza y mi caridad, para hacer una verdadera oración. Con espíritu de niño me pongo en tu presencia, confiando en que nada me impedirá experimentar tu cercanía, tu amor e interés por mi salvación.
Oración
al Santísimo Cristo de la Buena Muerte
Cristo
de la Buena Muerte
que
sufriste en el Calvario
escucha
la humilde oración
del
que busca en ti su amparo.
solo
un pobre pecador,
nada
valgo, nada tengo
pero
mi amor yo te ofrezco
y
lo mejor de mí te doy.
Tan
solo, Señor, te pido
que
si es tu voluntad
me
des fuerza y me ayudes
a
vivir con humildad.
Y
en el último suspiro
de
mi existencia mortal,
tener
la paz y el sosiego
de
morir con dignidad.
Amén.
Sabatina
a María Santísima de la Amargura
A vuestros pies acudo,
Virgen de la Amargura, para que me instruyáis, consoléis y protejáis.
Todo lo sois para este
infeliz pecador: luz, consuelo, amparo, fuerza, esperanza y segura protección.
Enseñadme con el ejemplo
de vuestra vida; fortalecedme con la divina gracia que benévolamente me
alcanzaréis de vuestro Hijo Jesús. Consoladme y acariciadme con las infinitas
dulzuras de vuestro culto y amor.
Amén.
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