Cada
Sábado de Gloria, desde nuestra
Cofradía y con la organización de la Vocalía de Culto y Espiritualidad, no podíamos fallar a la cita con nuestros ancianos en la Residencia de Mayores para llevarles un ramillete de flores
de los tronos de nuestros Titulares que, en su Estación de Penitencia, lucen
cada tarde del Viernes Santo y que cada año nos agradecen muy emocionados.
Acto
seguido, a las 12:30 del mediodía, rendimos homenaje a todos nuestros difuntos
con las Flores al Campo Santo. Un
acto público al que nos acompañan cada vez más personas, en el que realizamos una Oración por
el alma de todos los difuntos que allí yacen, el cual, fue presidido por Don
Sebastián Moreno Herrera, (Párroco de nuestro pueblo), terminando el
acto con la bendición y reparto de las flores en cada una de las sepulturas de
nuestro Campo Santo.
Acudir al cementerio es para muchas personas algo más que una tradición religioso-cultural. Se trata de un momento íntimo para la familia y amigos. Hay un recuerdo agradecido, sí, pero también dolor y una cierta sensación de abismo: lo que suele ocurrirle a cualquiera que mira de frente a la muerte y, por tanto, también a lo frágil y fugaz de la vida. Las flores y las oraciones, ofrecidas para quienes tanto extrañamos, son un acto en el que se expresa el amor hacia aquellos que ya no están, con un simbólico homenaje en el lugar donde sus cuerpos duermen a la espera de la Resurrección.
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