Hoy, Jueves
Santo de 2020, será un día extraño para todos nosotros, pues si fuera normal,
nos juntaríamos para engalanar el trono del Cristo con sus flores, con el aroma
a incienso entrando por todos los rincones, mientras escuchamos los sones de
nuestra Agrupación Musical, del ir y venir de Hermanos y Hermanas a recoger los
faroles, las velas, los ramilletes de flores para los niños… Todo quedaría
dispuesto para ese día tan especial que esperamos cada año, Viernes Santo.
Así sería el comienzo de un Viernes Santo normal en Nuestra Cofradía, donde el levantar de este Viernes Santo sería esperar con ganas que llegaran las 11 de la mañana. Me imagino bajando la calle con todos los portadores en fila, el aliento contenido, se ve que pesa menos. Ya estamos en la plaza, paramos a descansar, ya se notan los nervios, nuestro Capataz nos da ánimo, nos mima… Que poco queda. El momento esperado llega, nuestra Virgen de la Amargura ya lo espera en su Trono engalanada, radiante… Vamos entrando el Trono al Templo, se me pone el vello de punta… Ya lo dejan caer en su Trono, nuestra cara lo dice todo, todo está ya preparado. Nos miramos el reloj, vamos que es tarde…
Pero no, hoy no es un Jueves Santo más, hoy no pondremos las flores a nuestros Titulares, ni las velas… Quedan en el recuerdo el olor a incienso en la cochera, la palabra Hermandad que recorre cada esquina, el abrazo del cofrade que solo se ve de año en año. Nadie esperará recoger el farol o la vela o el ramillete de flores para un niño. Nadie recibirá el mensaje “venga que te estamos esperando”, ni nadie cogerá ese hombro del portador que le precede. Porque este año esta maldita pandemia nos ha privado de ella. No, este año no saldremos y me viene a la memoria la Semana Santa de hace dos primaveras. Ese día nos mojamos todos, y al llegar al Templo todos lloramos de rabia, de impotencia, pero lloramos juntos, escuchando las marchas de nuestra Agrupación Musical y nuestra Banda de Cabecera, disfrutando de una manera u otra de nuestros Titulares, portándolos con las túnicas caladas de agua, las esparteñas empapadas… Este año lloraremos solos, no tendremos esos abrazos de desconsuelo, pero sí que os llevaremos en lo más profundo de nuestros corazones…
Solo le pido a Nuestros Titulares que nos de la suficiente fuerza y salud para poder seguir trabajando por nuestra Cofradía y empezar la cuenta atrás para que todo esto pase y volvamos todos juntos hacer nuestra Estación de Penitencia. No saldremos pero ya contamos los días…
¡¡¡ Viva el Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura!!!
José Casas López
Vocal de Trono
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