DAMOS A CONOCER LA IIDENTIDAD DE LA BUENA MUERTE

Mucho fue el empeño que pusieron nuestros mayores en forjar un estilo propio, en el que los hermanos de la Buena Muerte nos reconociéramos y por el que se nos identificara. La caballerosidad, elegancia, solemnidad y señorío que siempre distinguieron a nuestra Hermandad, conformaron la identidad propia de la Buena Muerte. Es pues, nuestro compromiso de hacerlo realidad y mantenerlo inalterado.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

VIERNES SANTO 2019

VIERNES SANTO...NUESTRA HORA NONA
Viernes Santo, Tres de la Tarde. Casi al término de la semana más importante de la vida de todo cristiano, estamos a punto de celebrar el acontecimiento principal de nuestra Fe: el Señor Jesús asumió el camino del dolor y del sufrimiento, en solidaridad con todos los hombres y mujeres, abrazó sin miedos la Cruz, signo de la mayor humillación y no dudó en asumirla para ofrecernos la libertad y la salvación del Pecado.
Con su sacrificio, Cristo pagó el precio que la humanidad debía pagar por sus pecados. Por eso, todos los Hermanos Cofrades necesitamos meditar, pensar y, sobre todo, sentir. Sentir el significado de la Pasión y Muerte de Jesucristo, y entender que lo hizo por todos nosotros y nuestra Salvación Eterna.
En tan ansiado momento, todos los Hermanos y Hermanas de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y María Santísima de la Amargura, nos unimos en penitencia para conmemorar la pasión del Señor. Así, esta unión comienza desde temprano en la mañana, ya que, a las 11:00 de la mañana, nos reunimos para trasladar el Trono de nuestro Cristo a la Iglesia.

La Virgen de la Amargura ya lo espera desde varios días atrás subida en su Trono, el cual ya ha sido igualmente engalanado con toda la dulzura y el amor de varios Hermanos y Hermanas de la Cofradía. Antes de las 12;00 de la mañana, y con el Trono ya en la Iglesia, nos dispusimos a colocar al Cristo en el mismo. Este acto se ha convertido en un momento único para muchos de los Hermanos y Hermanas de la Cofradía, pues se encoge el corazón al ver el procedimiento. Además, el silencio que se produce durante la colocación del Cristo hace sentir escalofríos. Escalofríos que presagian lo que está a punto de llegar, "NUESTRA HORA NONA". Poco a poco el Templo se va vaciando. queda ya muy poco. En un momento se hace la hora de prepararnos para dar comienzo a nuestra Estación de Penitencia. Túnicas, cíngulos, escudos, capirotes… Todo preparado y listo para ser usado. Ya se escucha el movimiento.
Las bandas se ponen en marcha para recoger a los Hermanos y Hermanas Mayores y Menores. A las dos y media de la tarde comienza a llenarse la Lonja de la Iglesia de “túnicas blancas” esperando escuchar el toque de campanas de las Tres de la Tarde, momento en el que verán aparecer al Cristo de la Buena Muerte por la puerta para salir a bendecir las calles de nuestro pueblo.

Ya solo quedan veinte minutos cuando llega la Banda de Cabecera de Cornetas y Tambores acompañando al Hermano Menor y a la Bandera. Tan solo cinco minutos después llegan la Hermana y el Hermano Mayor acompañados de la Agrupación Musical Buena Muerte y Amargura, con su toque silencioso de tambor que pone los vellos de punta. No se escucha apenas, las trompetas callan. Cristo está a punto de expirar.
Faroles, velas, incensarios... todos preparados, aunque ya dentro de la Iglesia, tras unas palabras de aliento de nuestro Presidente y una oración a nuestros Titulares, nos disponemos a ponernos en marcha.

Tres de la Tarde, las campanas se asoman para decir que ya es la hora, Nuestra  Hora Nona… En ese preciso instante, se abren las puertas del Templo. Nervios, emoción, llanto, alegría, una mezcla de emociones muy difícil de explicar, pero que parece compartida por todos los presentes.
Nuestro gran momento ha llegado, suena el Himno y nuestro amado Cristo de la Buena Muerte sale a la calle portado por doce valientes. Ahora sí que los sentimientos fluyen como un torrente imparable. Lágrimas en las caras, expresiones de emoción. Cristo está en la calle. ¡Bendícenos, por favor!
Acto seguido sale su Madre para acompañarlo en su dolor. Catorce son los costaleros y costaleras que, con gran valentía, la van sacando al son del Himno Nacional, maravillosamente tocado por la Agrupación Musical. La Guardia Civil aguarda su salida, cuadrándose firmemente mientras el Himno es tocado. También quieren acompañar y custodiar a Cristo y a su Madre en su caminar. Por fin, la Procesión está formada y todo empieza a fluir.
El desfile procesional es extenso, aunque muy bien organizado. Son muchos los Hermanos y devotos que acompañan a nuestros Titulares. La gente abarrota las calles. Sin embargo, este año el tiempo tampoco está muy seguro y grandes nubes se vislumbran en el cielo. Ratos de sol, ratos de incertidumbre. Todos mirando al cielo y a Cristo. ¿Podremos acabar la Procesión o nos pasará algo parecido al año pasado? Muchos de nosotros tenemos el corazón encogido.
Sin embargo, en un acto de valentía, la Junta Directiva decide continuar con el recorrido a pesar de los grandes nubarrones que se aproximan. Ya no hay vuelta atrás. El Cristo está en bajando la Avenida de Andalucía.
Poco a poco vamos avanzando con nuestro lento caminar, el cansancio va haciendo mella, aunque no desfallecemos. Casi hemos llegado a uno de los puntos más atractivos de nuestro recorrido, la calle Tartesos. Una calle bastante difícil de afrontar para costaleros y portadores pues es bastante inclinada.
El Trono del Cristo sube con un paso ágil seguido de la Agrupación Musical. Mientras tanto, el Trono de la Virgen de la Amargura aguarda al comienzo de la calle, dejando un poco de distancia. La Agrupación cambia el ritmo del tambor y el Trono empieza a subir con un paso tan rápido que casi no puede ser seguido por las autoridades y demás fieles que siguen la Procesión durante todo el recorrido.
En pocos minutos la Virgen de la Amargura ha subido la pendiente de una manera tan espectacular que atrae a gran cantidad de espectadores, que graban y fotografían el momento.
Tras un merecido, aunque breve descanso, la Procesión retoma su marcha. Ya están nuestros queridos mayores de la Residencia esperando para ver a su Cristo y a su Virgen y regalarles un ramito de flores a cada uno. Una “levantá” en su honor colma de emoción sus corazones, a la vez que sus ojos se humedecen al pedirles sus anhelos más profundos.


Así, vamos tomando la recta final de nuestro recorrido. La Cruz de Guía hace su entrada en la Lonja, y poco a poco, este lugar, se vuelve a llenar de “túnicas blancas”. Pocos son los que se quitan el capirote, pues la penitencia termina cuando Cristo y su Madre vuelvan a entrar en el Templo.
El Cristo está ya llegando al callejón de la Iglesia, el cual es tan estrecho que los portadores deben pasar con una gran concentración sin apenas mover el Trono, pues pasa casi rozando las paredes de las casas y del Templo.
Ya en la Lonja, solo queda esperar a su madre, para sentirnos reconfortados con su presencia.
Tras un momento juntos y emocionarnos por última vez, nuestros Titulares entran en el Templo arropados por la multitud de Hermanos y Hermanas que con tanta devoción han hecho que, una vez más, nuestra Estación de Penitencia se realizase con mayor solemnidad si cabe.
"Consummātum est. Todo está cumplido”.
Agradecemos, una vez más, a todas las Hermandades y Cofradías, a la Guardia Civil, a nuestro Alcalde Manuel Hueso, a todos los fieles y devotos, que nos acompañáis en nuestra Estación de Penitencia, y a todas aquellas personas que nos comparten sus fotos y vídeos.
Os dejamos el Álbum de fotos, para verlo pincha en cualquier foto aquí publicada.
Vocalía de Manifestaciones Públicas

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